Cuando uno llega al Cerro Catedral durante el verano el paisaje es completamente diferente al que nos tiene acostumbrada la blanca nieve.
Bosques de árboles autóctonos, cañas coihues, el naranja del amancay en flor es lo que nos sorprende desde la base, pero a medida que vamos ascendiendo por los medios de elevación la vegetación cambia y se vuelve más particular.
Llegando a superior Telecabina Amancay podemos ver los bosques de Lenga achaparrada, este árbol de la zona adapta su altura a medida que se asciende en la montaña por la falta de oxígeno y el clima hostil de la Cordillera de los Andes.
A los 1600 msnm el paisaje se vuelve más árido predominando el suelo arenoso, cuanto más nos aproximamos a la cumbre (2000 msnm) comienzan a dominar las enormes rocas. Ante este paisaje uno cree casi imposible que exista una gran diversidad plantas con hermosas y coloridas flores. Esta diversidad existe gracias a la presencia de otras plantas que comúnmente llamamos “cojines”; nombre que reciben porque crecen formando matas achaparradas contra el suelo como el “Neneo” o la “Yareta”. Estas plantas generan un micro clima mucho más favorable que el que lo rodea facilitando la supervivencia de otras especies. Este fenómeno sucede cada verano en Catedral, siendo los “cojines” los responsables de generar un paisaje mucho más diverso que el que existe dentro del bosque.
Sabrina Gavini, estudiante del CONICET ha estado realizado estudios en las plantas “cojines” de Catedral desde el 2016, su doctorado se titula “Facilitación en comunidades de plantas a lo largo de gradientes altitudinales en los Andes australes”, ella enfatiza “la importancia de conservar y cuidar estos “cojines”, dentro de los cuales se encuentra la mayor parte de la flora de alta montaña”…actualmente se encuentra estudiando como la diversidad de insectos, los responsables de llevar a cabo la reproducción de las plantas de montaña, varia dentro y fuera de los cojines.
Publicado en www.anbariloche.com.ar
