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Con drones a diferentes alturas, monitorean cómo viven los guanacos
En esta nota publicada en el diario Río Negro, Antonella Panebianco y Natalia Schroeder, explican el uso de drones para el estudio del guanaco. Antonella y Natalia son científicas del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA) sede San Martín de los Andes (AUSMA-UNCo) y en el Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA)
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Es parte de una investigación que lideran científicas en Neuquén y Mendoza. Son parte de un instituto del Conicet, la Universidad Nacional del Comahue y la Universidad Nacional de Cuyo. Los resultados ayudarán a una mejor conservación de los animales.
La tecnología también puede ser aliada de la conservación. Un grupo de investigadoras está indagando sobre el uso de drones para el estudio del guanaco, una especie nativa de Sudamérica que llamó la atención de Charles Darwin en 1833. “El guanaco es el cuadrúpedo característico de las llanuras de la Patagonia”, escribió el naturalista inglés. Actualmente, la especie está amenazada, y es por eso que resulta clave utilizar drones para el conteo y monitoreo del mamífero.
“Empezamos con el interés de poder usar esta herramienta y evaluar qué tan factible era para hacer relevamientos poblacionales de guanacos”, contó a Río Negro Antonella Panebianco, doctora en Ciencias Biológicas y becaria postdoctoral del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), sede San Martín de los Andes (AUSMA-UNCo).
Se preguntaron si era posible contar a los animales en las imágenes y diferenciar los distintos tamaños en particular los adultos de las crías (que se llaman chulengos) cuando el dron sobrevolaba sobre ellos. “Una de las motivaciones para arrancar con esta metodología fue intentar mejorar las metodologías de conteo. Pensamos que el drone podía ser una herramienta útil en ese sentido, porque tradicionalmente las más utilizadas son vías terrestres a través de caminos (vas en un vehículo a baja velocidad y se va registrando animales, luego se estiman probabilidades de detección). Otra opción es volar y contarlos desde el aire con aviones tripulados (para animales medianos a grandes)”, señaló la doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Conicet en el Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA) y profesora de la UNCuyo, Natalia Schroeder.
El dron permite independizarse del diseño de los caminos. Se puede diseñar un plan de vuelo. Con respecto a los muestreos con aviones tripulados, la ventaja es el menor costo, la seguridad de los tripulantes y la no dependencia de que haya aeropuertos o aeroclubes. “El drone permite diseñar un plan de vuelo y repetir la ruta con el transcurso del tiempo”. También al obtener fotos “en el futuro, se pueden responder otras preguntas con ese mismo registro”, señaló.
Las poblaciones de guanacos en la Argentina se distribuyen de manera desigual. Principalmente habitan en zonas áridas. En el Norte, hay poblaciones pequeñas y aisladas. Se la encuentra más ampliamente en la Patagonia, sobre todo en Chubut y Santa Cruz.
En las provincias de Neuquén y Río Negro, la mayoría de las poblaciones de guanacos silvestres se encuentran en campos privados. “Una excepción en Neuquén es el área natural protegida de Auca Mahuida y en Río Negro la zona de la meseta de Somuncurá”, precisó Panebianco.
Las investigadoras apuntaron que las principales amenazas para los guanacos dependen de cada población y lugar. Entre ellas, se encuentran la cacería, la competencia directa con la ganadería por la alimentación y la degradación del hábitat por manejos no sostenibles de la actividad pecuaria, (cargas ganaderas por encima de lo que soportan los ambientes) que generan sobrepastoreo y desertificación.
En Neuquén, la expansión de la actividad petrolera favoreció en algunas zonas la cacería por los caminos de las picadas petroleras que se abrieron porque generaron accesos que los cazadores utilizaron. Con el cierre de esas picadas en Auca Mahuida afortunadamente comenzó a revertirse esa situación desde inicios de los 2000.
No todas las poblaciones de guanaco están en el mismo estado de conservación. Para el caso de Auca Mahuida, donde la cacería furtiva era un problema, el cierre de caminos de las picadas “parece ser y ha sido una buena decisión para mejorar el estado de conservación”.
En zonas donde hay pocos ejemplares y las poblaciones están amenazadas “las decisiones podrían estar relacionadas con la creación de áreas protegidas”. En cambio, para poblaciones más abundantes que están en conflicto con la ganadería, “tal vez se pueda plantear un manejo integral del pastoreo bajo un concepto de coexistencia entre ambas actividades”, señaló Panebianco. Se puede hacer un uso sustentable del guanaco al capturarlo solo para obtener la fibra, y luego liberarlo. De esta manera, “el guanaco sigue cumpliendo su rol ecológico y los productores que los esquilan pueden encontrar un beneficio”. En Tierra del Fuego, los perros asilvestrados son amenazas para los guanacos.
Como parte de la investigación con drones, se indagó sobre las diferentes alturas de vuelo. Se probó con fotos a distintas alturas. Una prueba inicial se hizo en la reserva de Villavicencio, Mendoza. Se hicieron luego vuelos experimentales en la Reserva Provincial La Payunia, en Mendoza, y en la Estancia Los Peucos, al sur de Neuquén. En la investigación también participaron Pablo Carmanchahi y Romina González Musso. “Los guanacos adultos se pueden detectar muy bien hasta 200 metros de altura, en cambio para las crías hay más margen de error aunque se puede mejorar con técnicas de postproceso para mejorar el conteo”, precisó Natalia Schroeder.
Estudiaron cuáles eran las reacciones de los mamíferos ante el vuelo del dron. “Empezamos a ver cuánto impactaba la altura y la velocidad de avance, y el tamaño del grupo porque el guanaco es una especie de un comportamiento social bastante complejo. Forma distintos grupos según la época del año y tienen un sistema social relacionado con su sistema de apareamiento”.
En la época reproductiva, los guanacos forman grupos diferentes. Cuando esa época se termina, en poblaciones migratorias, como la de Mendoza, esos grupos se disuelven y se forman grandes grupos (que llamamos mixtos) donde se reúnen machos, hembras y juveniles. Y se forman grupos de 200-300 animales y migran hacia zonas menos frías y con otra disponibilidad de alimentos”, informó la bióloga que se encuentra en Mendoza.
Esto permitió descubrir que el tamaño del grupo es una variable importante. Los animales que están solitarios permiten acercar más al drone. En cambio, los grupos muy grandes reaccionan mucho antes. Entonces el aparato no puede acercarse tanto porque los animales empiezan a moverse. A partir de estas pruebas se calcularon umbrales de reacción, o sea alturas mínimas de vuelos que van de 150 a 300 metros. La mayor distancia corresponde a grupos muy numerosos.
“Una hipótesis que queremos corroborar -adelantó Panebianco, que está en Junín de los Andes- es si las poblaciones que tienen mucho disturbio negativo (por ejemplo por cacería) son poblaciones que reaccionan antes. Esto significaría que no nos van a permitir volar el drone tan bajo”.
Sumarán implantes mínimamente invasivos
El guanaco es una especie emblemática de la estepa patagónica. Fue el herbívoro más abundante en la región hasta la introducción de ovejas desde Europa a finales del 1.800. Reguló la distribución y abundancia de plantas en la región y sirvió como el principal alimento para el puma y el cóndor andino. Si bien las poblaciones históricas eran ampliamente migratorias, la mayoría de los grupos actuales son pequeños y sedentarios, confinados por cercas, ganado y caza. En el pasado, se calcula que había 50 millones de individuos según la organización WCS Argentina. Hoy se estima una población total de unos 2 millones.
En Patagonia Norte, la investigación con las científicas Antonella Panebianco, Natalia Schroeder, y equipo incluirá el uso de pequeños implantes subcutáneos mínimamente invasivos en los animales. “Permiten monitorear variables como la frecuencia cardíaca,y podremos saber si los individuos tienen algún tipo de respuesta fisiológica además de la comportamental ante el uso de drones. También se estudiará si estas respuestas están relacionadas”, explicó Panebianco.
“Combinar el uso de drones con otras herramientas de inteligencia artificial para poder contar de manera más precisa también va a permitir ahorrar un montón de tiempo y tener mejores estimaciones y más rápidas”, indicó Panebianco.
Schroeder añadió que uno de los objetivos es desarrollar protocolos de muestreo, “incorporando los disturbios y un análisis de calibración” (compatibilizar la información que se obtiene con el drone y con muestreos terrestres).
La investigadora comentó por qué llevarán a cabo ese tipo de trabajos: “Nos interesa desarrollar un protocolo de monitoreo sencillo y aplicable para que las direcciones de fauna o personas interesadas en el manejo de las especies, por ejemplo, lo puedan usar”.
El guanaco tiene hábitos diurnos. Si el macho detecta algún peligro advierte al grupo mediante un balido. El guanaco puede correr a unos 64 kilómetros por hora.