Pese al aumento de la dependencia de polinizadores en la agricultura, la falta de diversidad de cultivos amenaza la producción agrícola mundial


Una investigación reciente sugiere que las tendencias globales en prácticas agrícolas están amenazando a los polinizadores de los cuales dependen los cultivos, poniendo en riesgo la productividad y estabilidad agrícola, particularmente en algunos países sudamericanos y asiáticos.

Un equipo internacional de investigadores, liderado por el Investigador superior del CONICET, Dr. Marcelo Adrián Aizen del INIBIOMA (CONICET-UNCo), revela que a nivel global la agricultura ha experimentado un aumento de su dependencia de polinizadores, la cual no fue acompañado de un aumento en la diversidad de cultivos, y puede amenazar la producción de alimentos y productos agrícolas. Este estudio, publicado hoy 11 de julio en la revista científica “Global Change Biology” es la primera evaluación global de la relación entre tendencias en diversidad de cultivos y dependencia agrícola de polinizadores.

Usando datos anuales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida como FAO por sus siglas en inglés) el estudio muestra que entre 1961 y 2016, el área global cultivada con cultivos dependientes de polinizadores, es decir, cuyo rendimiento y/o calidad aumentan cuando sus flores reciben visitas de abejas y otros animales, principalmente insectos, se expandió en un 137%. Mientras que la diversidad de cultivos, o sea el número de cultivos diferentes y la distribución más o menos equitativa de su superficie sembrada, se incrementó sólo en un 20,5%.

De acuerdo a los investigadores que llevaron adelante el estudio, este desbalance genera un conflicto, porque una agricultura poco diversa, dominada por unos pocos cultivos que florecen durante un breve lapso, provee recursos muy limitados y acotados en el tiempo para los polinizadores, de los cuales, paradójicamente esta agricultura depende en forma creciente.

Un aumento de la diversidad agrícola a través del manejo de distintos tipos de cultivos, que florezcan en distintos momentos y que ofrezcan distintos recursos, ayuda a mantener comunidades de polinizadores más abundantes, diversos y saludables, las cuales aumentan la calidad y cantidad de las cosechas, circuito que se denomina “retroalimentación positiva”.

Como explicó Marcelo Aizen, “este estudio debe encender una alarma para los responsables de políticas públicas del sector agrícola. Ellos tienen que pensar sobre cómo dichas políticas van a proteger y promover a las poblaciones de polinizadores que satisfacen la creciente demanda de servicios de polinización por parte de una agricultura cada vez más dependiente de polinizadores”. Aizen es miembro fundador del Grupo de Ecología de la Polinización del INIBIOMA (Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente, CONICET-Universidad Nacional del Comahue, Bariloche, Río Negro). Participaron también en este estudio los investigadores Dra. Carolina L. Morales y Dr. Agustín Saez del mismo grupo.

A nivel global, la expansión agrícola y el incremento en la dependencia de polinizadores de la agricultura entre 1961 y 2016, son en gran parte el resultado de la expansión de plantaciones de gran escala de soja, canola y palmeras aceiteras. Los investigadores expresaron su preocupación por la rápida expansión de este tipo de agricultura industrial, la cual está asociada a prácticas muy perniciosas para los ecosistemas y la biodiversidad, como reemplazo de hábitats naturales por grandes extensiones de monocultivo, y uso intensivo de plaguicidas y agroquímicos que amenazan a los polinizadores y pueden deteriorar la productividad agrícola.

Este trabajo identifica como países particularmente vulnerables a potenciales inestabilidades en la productividad agrícola a Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia. En Argentina, la expansión del cultivo de soja ha sido a costo no sólo de masivas deforestaciones y destrucción de ecosistemas naturales, sino también del reemplazo de agroecosistemas más diversos, es decir de hábitats capaces de sostener poblaciones abundantes y variadas de polinizadores. Malasia e Indonesia enfrentan un escenario similar producto de la expansión de extensas plantaciones de palmeras aceiteras. Estos efectos de un modelo de agro-negocios, basado en monocultivos de gran escala, se suman a otros graves impactos sobre la salud del ambiente y de las personas, documentados en otras investigaciones.

Los autores aportan en su investigación una importante referencia sobre la sustentabilidad económica de los cultivos: “Los agricultores están plantando cada vez más superficie de cultivos que requieren polinización, tal como frutas y semillas oleaginosas, ya que hay un aumento en su demanda y esto implica mayores valores de mercado”. Y remarcaron también que “esta investigación señala que las tendencias actuales no son buenas para los polinizadores, ni para la agricultura que depende de ellos, y que los países que diversifican su agricultura se van a beneficiar más que aquellos que expanden su agricultura sobre una base limitada de cultivos”.

Si bien el estudio encuentra que los países que reemplazan bosques y paisajes agrícolas diversos y heterogéneos con monocultivos extensivos altamente dependientes de polinizadores son los más vulnerables, otros países también enfrentan riesgos de esta mayor dependencia de polinizadores. En Europa, las tierras agrícolas se están contrayendo con el avance de la urbanización, a la vez que cultivos dependientes de polinizadores están reemplazando a cultivos no dependientes, como el arroz y el trigo, los cuales son polinizados por el viento. De acuerdo a este estudio, un aumento en la demanda de servicios de polinización, que no está acoplado a un aumento paralelo en la diversidad, pone a la estabilidad agrícola en riesgo en países europeos como el Reino Unido, Alemania, Francia, Austria, Dinamarca y Finlandia.

En Estados Unidos, la diversidad agrícola no ha mantenido el ritmo de expansión de la agricultura industrial de gran escala de soja. “Este estudio muestra que necesitamos mirar este fenómeno país por país y región por región, porque dependiendo del país y de la región hay diferentes riesgos subyacentes”, dice el Dr. David Inouye, de la Universidad de Maryland y co-autor de este trabajo. Y agrega que  “la línea de base es que si estamos aumentando la agricultura que depende de polinizadores, necesitamos diversificar los cultivos e implementar manejos que promuevan los polinizadores”.

Los investigadores esperan que este estudio lleve a las autoridades gubernamentales, a los organismos de control, así como a los agricultores, a reevaluar las tendencias y prácticas actuales, e introducir de manera urgente prácticas de manejo más amigables con los polinizadores y con la biodiversidad que los sostiene. Entre dichas medidas que se han demostrado efectivas se encuentran: reducir el uso de plaguicidas y pesticidas, mantener la vegetación espontánea de los bordes de cultivos, o plantar en los mismos plantas que florezcan profusamente como fuente de recursos alternativos para los polinizadores, conservar y restaurar hábitats naturales y seminaturales que proveen alimentación y nidificación, tanto a escala de predio, en áreas adyacentes a los cultivos, como a escala de paisaje, en los agroecosistemas en general.

 

 

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