¿Aves carroñeras o predadoras? El conflicto con los productores ganaderos


En un artículo publicado recientemente en la revista Biological Conservation, científicos del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación (GrInBiC) en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA) CONICET/ UNCo, encontraron que muchos productores ganaderos de la Patagonia consideran a las aves carroñeras, como el cóndor andino, dañinas para el ganado. Sin embargo, en el estudio, observaron que el daño a la producción ovina fue anecdótico y no generaría pérdidas económicas importantes para la producción.

Mediante entrevistas a productores ganaderos, el Dr. Fernando Ballejo, el Dr. Pablo Plaza (becarios de CONICET en INIBIOMA,UNCo) y el Dr. Sergio Lambertucci (Investigador principal de CONICET en el INIBIOMA,UNCo) director de GRinBiC, observaron que, en su mayoría, se consideran dañinas para la producción ganadera a las diferentes especies de aves carroñeras de la región, entre las que se destacan los jotes de cabeza negra y colorada, caranchos, chimangos, águilas y el cóndor andino. La mayoría de los testimonios afirmaron que los ataques se realizaron durante las pariciones de corderos y describieron escenas, tales como: "cuando las ovejas están pariendo, el cóndor baja, junto con jotes, caranchos y chimangos, esperan un descuido y rodean al cordero, mientras la madre defiende, pero si es borrega nueva, se asusta y se aleja, dejando al cordero solo. El chimango es el peor porque les saca los ojos a las ovejas". Lamentablemente, afirma Ballejo "esta percepción negativa por parte de las personas conduce a que se realicen acciones negativas contra estas aves, muchas veces letales".

Sin embargo, los investigadores, encontraron muy pocos eventos de depredación en donde estuvieron implicadas las aves carroñeras tanto facultativas como obligadas en la muerte de corderos. En la investigación realizaron más de 300 horas de observaciones abarcando numerosas pariciones. Además, estos escasos eventos se prolongaron hasta 6 horas desde que las aves se posaron alrededor del cordero hasta su muerte, señalando la baja habilidad que tienen las aves carroñeras para matar una presa. Además, esto sugiere que algún factor propio del estado del cordero o de la madre (ej. debilidad, inexperiencia, etc.), podría explicar el hecho de que pudieran ser lastimados. También, se contabilizaron un mayor número de interacciones leves entre las aves carroñeras y los corderos, en las cuales las aves se posaron en las inmediaciones de la parición, comiendo la placenta que desprende la madre o molestando al cordero mientras la madre los alejaba con su cabeza, sin producir daños evidentes. Detectaron, también, que existe una mayor probabilidad de que ocurran este tipo de interacciones en pariciones sincronizadas, ya que en un mismo día pueden parir decenas de ovejas, muchas de las cuales pueden nacer muertas o débiles, atrayendo a las aves al lugar.

La presencia de numerosas aves carroñeras en los campos de parición puede influir en la percepción de los productores, quienes pueden asociar su presencia a la mortandad de corderos. Sin embargo "los eventos mortales son excepcionales a pesar que haya numerosas aves carroñeras en las pariciones y pueden estar asociados a problemas en el parto, corderos que nacieron débiles, factores climáticos o una combinación de éstos", explica Fernando Ballejo. Estos problemas pueden ser solucionados por los productores tomando medidas preventivas, tales como mantener las pariciones en lugares que se puedan controlar, y cuidar la salud y nutrición de la madre para que el cordero nazca con las suficientes reservas de energía.

Las aves carroñeras brindan un importante servicio ecosistémico limpiando cadáveres del medio ambiente. Estos pueden ser fuente de agentes patógenos que afectan la salud del ganado e incluso la del ser humano. Por lo tanto, tenerlas en los campos, es más beneficiosos que perjudicial, en especial dado el bajo daño que producen en la producción ganadera.

Link artículo https://doi.org/10.1016/j.biocon.2020.108627

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